Transcripción del episodio #2 del Podcast Empoderamiento Consciente, por Jazmín González. Todos los derechos reservados.
Índice del artículo
Presentación del episodio:
Descubre la grandeza que encierra tu humanidad y recupera tu soberanía y dignidad.
¡Hola! Mi nombre es Jazmín González y en esta ocasión compartiré contigo una reflexión sobre la grandeza de nosotros los seres humanos.
Para esto, voy a leer una pequeña parte de mi libro Memorias del Alma. Este libro lo puedes adquirir en varias librerías online como Amazon, Apple books y otras tiendas. Toda la información la encuentras en mi sitio web: jazmingonzalez.com/libros.
La cita dice así:
‘‘La sociedad por cientos de siglos, a través de diferentes estructuras como la religión y la ciencia, nos ha enseñado que la vida consiste en una experiencia que ha sucedido al azar donde posteriormente fuimos evolucionando para sobrevivir (ciencia), o fuimos creados por el deseo de un dios externo a nosotros, a quien luego debíamos rendir tributo y ganarnos su amor y perdón (religión judeo-cristiana). Lo cierto es que, en ambas teorías, de diferentes maneras, nos veíamos a nosotros mismos como seres débiles y vulnerables a experimentar toda clase de sufrimiento y, por, sobre todo, capaces de morir.”
La creencia limitante acerca de la naturaleza del ser humano.
Como vemos en estas líneas, desde la antigüedad, los seres humanos fuimos programados como seres defectuosos de nacimiento, condenados al sufrimiento, y por supuesto, a la muerte.
Mientras la ciencia afirmaba que luego de la muerte la vida se extinguía, las estructuras religiosas fueron mucho más duras aún, porque si bien aseguraban la existencia y la inmortalidad del alma, en algunas de ellas se alimentaba la creencia de que el ser humano debía ganarse el perdón y la misericordia de un dios para evitar el castigo eterno, y seguir ciertas pautas o conductas de comportamiento, en otras corrientes espirituales, afirmaban la existencia de una especie de balanza en donde todo el mal o bien que habíamos hecho sería medido y retribuido con la misma medida, entre muchas otras formas de castigos y manipulaciones disfrazados de ‘benevolencia divina o justicia divina’.
Observando estas perspectivas, es muy fácil percibir la carga y la culpa que lleva acuestas el ser humano y la desconexión completa con su propio ser, porque nunca fue muy popular la creencia de que el ser humano es en esencia un ser divino, de luz, poderoso, bueno, inocente, puro, limpio, digno de recibir amor y ser feliz, porque, en la antigüedad, cuando alguien se atrevía a decir esto era etiquetado de blasfemo, poseído por alguna entidad maligna, loco o fuertemente castigado, ridiculizado o inclusive tergiversado para amoldarlo a las creencias que en la época convenían.
Afortunadamente, en la actualidad, vivimos en una sociedad de libre pensamiento, y cada uno, tenemos derecho de creer en lo que más resuene con nosotros, siempre que esto no dañe, ni a ti mismo ni a terceros.
Las teorías del por qué sucedió este adoctrinamiento basado en el desempoderamiento del ser humano son varias, pero considero que lo importante es rescatar una verdad que nos devolvería la capacidad extraordinaria y maravillosa que tenemos todos los seres humanos.
La naturaleza del ser humano desde la perspectiva espiritual no dual
La espiritualidad no-dual nos entrega esto: según esta nueva manera de concebir la vida, los seres humanos, en esencia, somos la divinidad y, por lo tanto, compartimos sus mismos atributos, como la capacidad de co-crear nuestra realidad y la inmortalidad del alma sin el miedo de ser víctimas de algún castigo divino.
Esto significa que, además de tener un cuerpo físico, y otros cuerpos más sutiles, lo que realmente mueve nuestra existencia es la posesión de un alma, y esa alma está en conexión directa con la Divinidad, el Espíritu, la fuente o, la Energía que es el origen de la vida.
Por este motivo, conectados de manera consciente con esa parte nuestra, tenemos la habilidad y el permiso de transformar nuestra vida para mejor, utilizando, también de manera consciente, nuestro poder creador, que funciona a través de la energía que emite nuestros pensamientos, palabras, emociones y acciones.
Ya no es necesario el sufrimiento, los sacrificios ni el miedo. Ya podemos vivir en plena confianza de que estamos a salvo, y sin mediación alguna, pues nuestra alma es UNA con la Divinidad, con la Fuente, o el nombre que le quieras dar a esa Energía que es el origen de toda vida.
Si bien es cierto que, nuestra estadía como seres humanos es pasajera, porque algún día dejaremos este planeta de forma física, nuestra alma es eterna, y en su infinita libertad que proviene como resultado de su conexión divina, tiene la capacidad de tomar decisiones sobre su próximo viaje o destino.
Conclusión y recomendaciones finales.
Para finalizar, recuerda que no estás obligado a estar bajo la vigilancia de ningún dios vengativo y ninguna otra entidad, ya sea espiritual, física, social, cultural, religiosa o de otra índole, a menos que tú lo permitas.
Eres y formas parte de manera perfecta y completa de una infinita energía de amor. Usa esta conexión para crear maravillas y libertad verdadera en tu vida y así, contribuir a la construcción de un planeta más consciente, amoroso, y empoderado.
El ser humano, tú y yo, en esencia, somos buenos, libres, inocentes, limpios, poderosos, dignos de dar y recibir amor en todas sus expresiones. Atrévete a vivir desde esta verdad.
Si esta reflexión ha resonado en tu corazón, te animo a que la compartas en tus redes sociales con tus amigos y familiares. También te invito a que visites mi sitio web: jazmingonzalez.com. Allí encontrarás muchos recursos gratuitos y mis libros, audiolibros y cursos que he desarrollado para apoyar tu conexión espiritual y empoderamiento consciente.
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