Índice del artículo
Ser espiritual también es ser humano.
Las personas espirituales también sentimos enojo, rabia, frustración o dolor. Y eso no nos hace menos conscientes ni menos evolucionadas.
Antes que todo, somos seres humanos. Nuestras emociones son señales valiosas que nos invitan a mirar hacia adentro, establecer límites y reforzar el amor propio.
Ser espiritual no es aspirar a una perfección inalcanzable, ni imitar la figura idealizada de quienes todo lo soportaban “en nombre de Dios”.
Ser espiritual es abrazar nuestra humanidad con honestidad, permitirnos sentir, y comprometernos con un camino de autocomprensión profunda y transformación real.
La verdadera espiritualidad.
La verdadera espiritualidad no se trata de negar nuestras emociones, sino de escucharlas, aprender de ellas y transformarlas con consciencia.
No se trata de aparentar paz mientras se reprime el alma, sino de integrar todo lo que somos: luz, sombra, dudas, cicatrices y también fuerza interior.
Tu conexión con la Fuente no se rompe por sentir, sino que se fortalece cuando eliges ser honesta contigo misma y crecer a través de cada experiencia.
Descubre tu naturaleza espiritual de forma auténtica y profunda con el apoyo de este libro: Memorias del alma.
Para más información, haz clic en el botón de abajo.
