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Sentir celos es incompatible con la vida adulta.
Sentir celos hacia la pareja es incompatible con la vida adulta y es síntoma de inmadurez.
Los celos son, en el fondo, un intento de controlar las interacciones sociales de la pareja por miedo al abandono.
Pretender hacer esto es irracional porque, en la vida adulta, las personas trabajan, estudian y tienen diversas actividades donde, inevitablemente, conocen a otras personas, se comunican y se relacionan con ellas.
Creer que se puede limitar eso es no entender cómo funciona la vida. Ninguna relación puede sostenerse en la vigilancia constante, ni en la sospecha.
El origen de los celos.
Los celos provienen de heridas de la infancia o conflictos no resueltos que arrastramos de nuestros ancestros.
Son una señal clara de que algo dentro de ti necesita atención, comprensión y sanación.
Cuando esa parte no está trabajada, se proyecta en la pareja como necesidad de control, desconfianza, y reclamos que terminan asfixiando el vínculo.
Es importante entender que los celos no son una muestra de amor.
Son una manifestación de inseguridad, miedo y dolor interno no resuelto.
La importancia de sanar los celos desde la raíz.
Confundir eso con “cuidar la relación” es una trampa emocional que solo genera sufrimiento.
Si estás en pareja y sientes celos, no se trata de justificarte diciendo que “así eres” o que “te hicieron daño en el pasado”. Se trata de que te hagas cargo.
Suelta el control, deja de poner tu bienestar en manos del comportamiento del otro, y empieza a trabajar en ti mismo.
No puedes construir una relación sana con nadie si no tienes una relación sana contigo.
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