Transcripción del episodio #23 del Podcast Empoderamiento Consciente, por Jazmín González. Todos los derechos reservados.
Índice del artículo
Presentación del episodio:
Las clases sociales son mentiras del ego.
¡Hola! Mi nombre es Jazmín González y te doy la bienvenida a este espacio de Empoderamiento Consciente, en donde juntas reflexionamos sobre la Vida y sus diferentes elementos, desde una perspectiva más profunda, espiritual, consciente y empoderante.
En esta ocasión compartiré una reflexión sobre las clases sociales y por qué son fabricaciones o mentiras del ego.
Las clases sociales son fabricaciones del ego.
El ego, en el contexto de la espiritualidad no dual, y para usos prácticos de este episodio, es el término que se utiliza para hacer referencia a la parte de la mente creadora que se cree separada del Todo y, en consecuencia, se percibe culpable, vulnerable y finita. Es el ego el que fabrica toda clase de cosas que nos hace percibirnos separados los unos de los otros y con la fuente creadora, la divinidad o el nombre que quieras dar a esa energía o consciencia que ha originado la vida en su plenitud, no sólo en este plano físico, sino en todos los niveles. Una de estas formas de separación son las clases sociales.
Usaré el término ‘clases sociales’ para hacer referencia a la clasificación de los seres humanos según la cantidad de dinero que posean.
Desde los orígenes de las sociedades se ha utilizado esta clasificación para separar a los seres humanos y juzgar a unos como más valiosos o como más dignos que otros, simplemente por la cantidad de posesiones materiales que estos tenían en relación a los demás. Más adelante, esto se fue sosteniendo por conveniencias y por miedo a perder semejante prestigio que habían adquirido por la posesión de ciertas riquezas.
En esa época esta división había causado profundas heridas de separación, desprecio y rechazo que hasta el día de hoy siguen vigentes en el inconsciente colectivo, e incluso, aun muchas personas siguen reproduciendo esta división tomando sus decisiones en base a la misma, ya sea para contratar a personas para ocupar un puesto laboral, para contraer matrimonio, para hacer amigos, etc.
Las clases sociales es una de las formas más descabelladas que el ego ha fabricado para fomentar la idea de que el ser humano es simplemente un cúmulo de carne y huesos y que su valor se reduce únicamente a la cantidad de dinero, tierras y otras posesiones que puede ir acumulando en su estadía en este planeta, olvidando y anulando por completo la verdad de su naturaleza divina que supera toda riqueza perecedera que este mundo pueda ofrecer.
Lastimosamente, muchas personas aún siguen dormidas y creyéndose un cuerpo mortal, por lo que estas creencias del ego siguen siendo sostenidas y siguen siendo las bases de su vida, haciendo lo que fuese necesario para ‘escalar’ de posición o ‘mantenerse’ en ella, y esto podría implicar dañar o rechazar a otro ser humano, poniendo una vez más, el valor de las posesiones materiales por encima de la dignidad humana. Un claro ejemplo son los actos de corrupción, engaños para sacar provecho material de la otra persona, usura, extorsiones, etc. Es más, para algunas personas resulta imposible iniciar una relación amorosa o de amistad con otra que no figure como de su misma clase social, como si la cantidad de riqueza que posea una persona la haga más o menos digna, más o menos respetable, más o menos interesante, más o menos divertida, etc.
De la misma forma, otras personas utilizan estas categorías sociales para quedarse en el papel de ‘víctimas’ y exigir ciertos beneficios a las personas que, según estas, gozan de mayores privilegios, truncándose a ellas mismas sus propios dones, talentos y capacidades de autorrealización y de servicio a los demás.
Las etiquetas sociales: 'rico' y 'pobre'.
Aquí también me gustaría mencionar las etiquetas sociales de ‘pobre’ y ‘rico’. Podría decirse que es una de las etiquetas sociales más utilizadas en todas las sociedades alrededor del mundo. Es más, tomamos como un hecho que esto es una realidad, de que verdaderamente existen personas ‘ricas’ y personas ‘pobres’, claro, siempre basándonos en la cantidad de bienes materiales que tengan. Sin embargo, ¿qué pasaría si en lugar de sentenciar a una persona por la cantidad de riqueza que posee, la miráramos como una persona con un estilo de vida diferente?, o yendo un poco más profundo, ¿qué pasaría si reconocemos cada forma de vida como una elección del alma de esa persona para vivir esta experiencia humana bajo esas condiciones?
Lo que acabo de decir podría ser muy atrevido para muchas personas que basan sus vidas en los paradigmas sociales, ya que en el mundo existen millones de personas que viven bajo la etiqueta de ‘pobres’, pero, si ponemos una mirada consciente a todo esto, nos daremos cuenta que nosotros los seres humanos, independientemente a las etiquetas que la sociedad nos ponga o a la clasificación a la cual nos asignaron, tenemos un alma que es mucho más sabia de lo que creemos y somos sostenidos por una Energía o un Gran Espíritu que es mucho más amorosa o amoroso de lo que podemos imaginar; por lo que no debería de llamarnos la atención de que lo que para algunas personas es considerado como ‘malo’ o una ‘desgracia’, para el alma realmente represente una gran oportunidad de evolución.
Lo mismo podríamos aplicar para las personas que viven en la opulencia. Debido a las enseñanzas de algunas religiones, el dinero y la riqueza material se han visto de muy mala manera incluso por los mismos encargados de satanizarlos.
La importancia de no etiquetar a las personas.
Lo cierto es que poner etiquetas a las personas y juzgar su condición de vida por lo que vemos o percibimos desde nuestro propio juicio subjetivo, nos impide apreciar al alma inmortal y sabia que habita en cada ser humano, además que incita y refuerza la creencia de que simplemente somos un montón de huesos y carne, que nuestra existencia en este planeta es lo máximo que podemos aspirar y que no existe tal cosa como la unidad con la divinidad. Recordemos que cada alma, antes de su encarnación, diseña un plan perfecto para su evolución, y muchas veces, o casi todas las veces, el plan del alma de otra persona nos resulta muy difícil de comprender y de aceptar, esto incluye experiencias a las que podríamos señalar como carentes o de excesiva opulencia, muy criticadas y señaladas por la sociedad, a pesar de que esta última es muy buscada y deseada por la gran mayoría.
Aprendamos a mirarnos sin etiquetas, aprendamos a mirarnos desde el Ser, honrando y dignificando al alma que habita en cada uno de nosotros los seres humanos, sin importar el camino que estemos transitando, ya que todos procedemos de la misma fuente de Amor y a la cual retornaremos, sin importar si en esta experiencia humana hayamos tenido o no muchas o pocas posesiones materiales. Cuando desencarnamos, nada de eso nos llevamos, únicamente las experiencias transcendentales para el alma, ni siquiera las experiencias de los viajes que hayamos hecho, ni los conocimientos intelectuales que hayamos adquirido en este plano, sino solamente aquellas lecciones que nos apoyaron a recordar nuestro verdadero origen y nuestra verdadera naturaleza divinos, y eso se logra con o sin dinero, con o sin clase social, porque son lecciones que el alma integra y el alma no necesita de ninguna de estas etiquetas o clasificaciones del ego.
Una persona con un alto nivel de consciencia ve a cada ser humano con respeto y lo acoge con amor, porque sabe apreciar al alma que habita en él, al igual que lo reconoce como una extensión suya, ya que en esencia, todos somos UNO.
Todos los seres humanos, sin importar las etiquetas que el sistema obsoleto de la sociedad nos pueda colocar, guardamos un valiosísimo tesoro y lecciones de amor únicos, que solamente los podremos descubrir y aprovechar si nos recibimos con apertura de corazón los unos a los otros.
Para finalizar esta reflexión, comparto contigo un fragmento de mi libro Sabiduría Canalizada, en donde comparto 21 cápsulas de sabiduría para recordar la perfección de tu Ser y vivir en paz. Puedes encontrar más información sobre este libro y cómo adquirirlo en mi sitio web jazmingonzalez.com/libros
Y el fragmento es el siguiente:
‘Las etiquetas sociales son fabricaciones del ‘ego’. Ningún rótulo social nos define como seres humanos ni mucho menos como seres espirituales. No pierdas tu paz tratando de encajar en uno de ellos.’
¡Gracias por compartir este espacio conmigo y nos encontramos muy pronto!
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