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Comprende la esencia humana para aprender cómo vivir el duelo sanamente.
En este artículo comparto contigo cómo vivir el duelo sanamente.
Una de las experiencias más condicionadas que vivimos los seres humanos es la experiencia de la muerte del cuerpo físico.
Como seres espirituales, nuestra estadía en el plano terrestre es sólo temporal, es decir, no estamos ‘destinados’ a permanecer aquí por la eternidad.
Tarde o temprano debemos partir espiritualmente y volver a nuestro verdadero hogar. Para tal efecto, debemos despegarnos del cuerpo físico, cuya única función era apoyarnos a vivenciar las experiencias planificadas por el alma en este plano físico. El cuerpo corresponde al plano terrenal, no pertenece al Espíritu.
La muerte es considerada una desgracia o un castigo para el ser humano por el sistema de creencias del ego que impera en la mayoría de las estructuras sociales y en especial en la cultura y religión predominante en Occidente. Nada más lejos de la verdad.
Sin embargo, no podemos negar nuestra condición humana y el ego forma parte de ella. Por lo tanto, es necesario que atendamos esta parte y es aquí donde el duelo cumple un papel muy importante.
Qué es el duelo.
El duelo es la respuesta emocional que tiene una persona frente la experiencia de una pérdida.
Qué es el luto.
El luto es el proceso de adaptarse a la vida después de la pérdida y se ve influenciado por la sociedad, cultura y religión de la persona.
Consejos sobre cómo vivir el duelo sanamente.
Desde el punto de vista espiritual, es recomendable que, al momento de experimentar una pérdida de un ser querido, recordemos que no es el fin de ese ser. Si bien esto no significa que no nos sorprenda la noticia o no nos duela la despedida, es fundamental tener presente esta verdad para ayudar al alma de la persona desencarnada a hacer el tránsito. Asimismo, nos ayudaremos a nosotros mismos a evitar caer en el drama del victimismo fabricado por la mente egoica.
Cómo vivir el duelo sanamente.
En el momento que se produce la transición, idealmente nos enfocaremos en esa alma que está partiendo y desde el corazón y con el pensamiento le desearemos que vaya a la luz y que vea la luz. También le expresamos que los que aún permanecemos en este plano estaremos bien, que sólo se ocupe en seguir su evolución en la vida venidera.
¿Por qué es recomendable hacer esto? Porque si sucumbimos a los llantos y quejas sobre lo terrible que es la experiencia, el alma tendrá dificultades para elegir soltar este plano físico, pues querrá permanecer aquí, cuando claramente ya no le corresponde estar en la Tierra.
Por esta razón, las personas especialistas en el tema como los médiums y videntes aconsejan que los primeros tres días de haber experimentado la pérdida, los allegados del alma desencarnada únicamente se centren en enviarle luz y afirmarle que estarán bien y que siga su camino evolutivo en paz.
Carta de duelo.
Luego de los tres días, es momento de ocuparse de uno mismo y de expresar las emociones desde un estado de consciencia que sabe y conoce que la muerte es tan solo un concepto social, cultural y religioso, que en realidad no existe, pues el alma como Espíritu es inmortal.
Para esto, podemos escribir una carta de despedida, donde expresamos gratitud y honra por el camino recorrido juntos. Incluso, puedes pedir perdón y decir todo aquello que sientas en el corazón, siempre y cuando no lo hagas desde un papel de victimismo.
Importante: Igual puedes enviarle el mensaje de intención de que vaya a la luz y realizar la carta de duelo si ya pasaron más de 3 días que ha partido tu ser querido e incluso si ya pasaron varios años. Sólo haz los pasos mencionados anteriormente y ten la certeza de que el mensaje le llegará, pues las almas estamos siempre conectadas y el tiempo es sólo una ilusión de este plano terrestre.
Ten presente que la muerte no es producto del azar, así como tampoco lo es la vida. Todo está perfectamente planificado por el alma, aunque la mente humana egoica le cueste comprender ciertos acontecimientos.
Una vez que terminada de escribir la carta, la podemos quemar y las cenizas enterrarlas en una maceta, en un jardín, etc. O simplemente romperlas y tirar los pedazos. No tiene mucha importancia lo que hagamos con ella.
El verdadero objetivo de esta carta es expresar todos los sentimientos acerca de la pérdida.
Recuerda la verdad acerca de tu Ser.
Después de haber experimentado la transición de un ser a quien amábamos, es normal que por momentos te sientas triste, desmotivado, sin ganas de hacer nada. Mi recomendación es que respetes esos sentimientos y no obligues a hacer algo que no quieres. Pero tampoco te rindas a esas emociones. Vívelas, pero sin engancharte a ellas.
Siempre mantén presente la verdad sobre tu Ser y sobre el alma que ya se despidió: la inmortalidad.
Lo que enterramos en el cementerio o cremamos en el crematorio es el cuerpo físico, es decir, el traje que el alma utilizaba para movilizarse en este plano, nada más. Tu ser amado es realmente Espíritu, y el Espíritu está más vivo que nunca.
Una vez más te recalco, no entres en los juegos de la mente egoica que te querrá empujar en el círculo de los pensamientos erróneos sobre tu verdadera naturaleza divina, tratándote de convencer que eres finito, mortal y débil, que tu vida acaba con la muerte y que nunca más volverás a ver a tu ser amado.
Es sabido que las almas viajan en grupo, es decir, tu ser amado que ahora ya desencarnó, forma parte de ese grupo de almas, por lo tanto, es muy probable que se vuelvan a encontrar en el plano de almas para volver a encarnar juntas en otro plano, si eso es lo que corresponde.
Mientras tanto, sigue tu vida, sigue soñando y viviendo al máximo. No te sientas culpable por seguir vivo. Tu vida nadie más la puede vivir por ti, entonces, hazlo tú.